Sé que mataste. Cargás con miles de muertos.
Transparentes pesan, cuelgan en tu espalda frágil.
Y matás todo el tiempo; sin querer, con ganas.
Miráme una vez más, mañana me desfiguro la cara,
me desnudo, me preparo, y agarro la pala.
Nuestros ojos no distinguirán entre tantos cuerpos.
Caras, labios, pijas y conchas,
brazos, espaldas, tetas y lenguas.
Fuerzas, memorias, gustos, treguas,
vómitos, flores, dientes y uñas.
Todos caerán en la fosa, y yo...
un muerto más.